miércoles, 11 de julio de 2012

Del idiotismo y sus consecuencias




En una noche gélida donde el cruel viento se apodera y cristaliza lo más recóndito del alma, cuestionome: ¿Y si mandamos todo a la mierda y vemos un nuevo amanecer? Piensalo, puede ser la solución.

martes, 10 de julio de 2012

Bucle Eterno

     ¿Hasta que punto vale la pena esforzarse por un algo que se anhela en lo más profundo? ¿Hasta donde es cuerdo intentar buscar más allá? ¿Cuando es tiempo de darse por vencido y dar un paso al costado? Interrogantes varias que miran de reojo a una sociedad cansada.
     Estrés, la enfermedad crónica de la sociedad moderna, la nueva pandemia que ha venido a quedarse hasta que algún sensato logre dar con algún tipo de solución. Todos estamos afectos a ella y quien no la haya padecido puede parecer un ser de otro tiempo, de esos que quizá fueron mejores. Pero, ¿qué tiene que ver esto con luchar por algo? Según mi terca  y retorcida visión, el estrés conduce a un estado de ánimo nefasto que insiste, cual sanguijuela, en succionar toda la sangre de su huésped hasta dejarlo en un estado casi catatónico, un muerto viviente que deambula por la vida sin sentido. Estado de ánimo nefasto.. nefasto. Mal humor, ira, cansancio todo conspira para cuestionarnos gravemente cosas que, hasta unos días antes de caer en este estado, no se pensaban tocar. 
      No tenemos ganas de seguir luchando por algo importante porque estamos cansados; no tenemos ganas de seguir peleando por lo que nos parece justo porque "no tenemos ánimo"; no queremos seguir intentándolo porque simplemente no hay fuerzas para hacerlo. Entonces retomo el comienzo ¿hasta cuando? Puede parecer una pregunta bastante absurda porque quizá el lector diga "simple: cortar por lo más sano" cuando realmente esa es la decisión más difícil: cortar lo sano. ¿Qué es lo sano? ¿Sale alguien beneficiado/perjudicado? Perjudicado evidentemente será aquél necio que no siga peleando por lo que anhela (aunque en un principio no lo vea así). Claramente nuestros anhelos, deseos estarán ahí esperando intocables hasta que de una vez por todas nos abandone el huésped maldito, esperando a que despertemos del letargo idiota de la que se hace llamar "sociedad moderna". Entonces ¿cómo despertar? Dificil por cierto es, lograr despertar de un letargo que nos mantiene sumidos, cual Matrix, en un mundo visto como ideal y que cada día que pasa nos idiotiza más y más. 
     Finalmente es el deseo interno, la convicción de que se puede lograr un objetivo y que trabajando en pos de ello , la convicción de que poseemos una energía interna que nos llevará a conseguir nuestros anhelos y mucho más. Y es aquí cuando por segunda vez vuelvo al inicio: "¿Hasta cuando?"

Y ahora ¿qué?



"...Caos en la mente, desde donde provienen una serie de asuntos sin resolver. Tiempo al tiempo, vivir del presente, disfrutar la vida, patrañas que confunden aún más a quien busca, sino, sanación mental. Sin embargo existe, no muy lejos, una ruta de escape. Existirá en tanto el ser pensante defina lo que para él es una ruta y a lo que se refiere con escape. En este caso es simple: Tomar una desición. Simple y complejo a la vez, una frase cursi que resume al fin y al cabo, en pocas palabras, lo que aqueja la mente de aquél sujeto.
Constantemente divagando sobre un futuro incierto, no es menos cierto que se ve pasar todo lo que se añora. Se va, sobretodo, lo más importante, lo que aún el hombre no ha de dominar (y quizás nunca lo haga): el tiempo. Esa valiosa concepción que aqueja al humano, sobre la cual ha cimentado la base de su existencia, la esencia de la sociedad, la vida misma.
Jugamos a ser Dios queriendo controlar la naturaleza cuando la verdad es que no podemos dominar ni siquiera el ser propio. Cada vez que intentamos dominarnos nos encontramos con que sale a flote, cual  Mister Hyde, aquél que no conocemos, que se apodera de nuestros sentidos y nos abstrae, por un segundo, del tiempo presente. Finalmente la decisión queda en manos de "alguien" que no es el actor más adecuado para tan delicado asunto, obteniendo los nefastos resultados que no queremos. Entonces, ¿cómo? ¿Cómo lograr tomar las mejores decisiones sin perjudicar aquello que tanto queremos y a la vez obtener lo mejor para nuestros intereses? La verdad es que no existe receta, ni existirá. Abstraerse de todo sentimentalismo y pensar con la cabeza fría, pensar racionalmente, es todo tan efectivo y eficaz en tanto el ser que decide lo asuma así.
Mientras tanto aquí me encuentro abstrayendome del tiempo, como queriendo evitar pensar en que el día de mañana hay decisiones importantes que tomar, cuando el día de mañana debo decidir sobre lo que es bueno para mi y mi entorno, cuando el día de mañana...el mañana. El mañana es relativo, porque mientras exista el hoy no exitirá el mañana pero sí hay un ayer, que es el que nos deja las enseñanzas de lo que alguna vez creímos decidir bien, de lo que alguna vez pensamos que sería lo mejor y que es precisamente nuestro sublime amigo tiempo el que se encarga de dar juicio a aquello.
Mientras no termine pegandome un tiro en la cabeza, estará todo bien.."